Los complementos desempeñan un papel muy relevante en la moda flamenca. Los pendientes, las flores o los broches son algunos de los detalles estéticos en los que solemos reparar, pero por encima de todos ellos se encuentran el mantoncillo o piquillo, que conseguirá otorgarle un plus a cualquier traje de flamenca.
El mantoncillo es una prenda que tiene su origen en el popular mantón de manila, complemento que se introdujo en el vestuario femenino en el siglo XIII. El mantón de manila es una pieza de tejido cuadrada, originalmente de seda , bordada en hilos de seda siguiendo elaborados diseños florales y naturales y rematada en todo su perímetro con un elaborado enrejado y flecado de hilos de seda.
Esta prenda se utilizaba como adorno, doblado por una de sus diagonales y dejado caer sobre los hombros, y como prenda de abrigo doblándolo por la mitad en su forma cuadrada y cruzándolo en el delantero bien pegadito al cuello, como las cigarreras a cruzar el puente de Triana .
El mantón de manila ha ido evolucionando y generando diferentes piezas imprescindibles en la indumentaria tradicional de nuestra tierra como es el mantoncillo que hoy en día en una pieza de tejido triangular rematada con flecos ya no en todo su perímetro sino en sus dos lados, el tamaño varía en largos y anchos , ofreciendo mil alternativas diferentes en cuanto a tamaño.
Hay que decir que existe un amplio abanico de mantoncillos dependiendo de la composición y diseño del tejido así podemos encontrarlos bordados, estampados y lisos, confeccionados en tejidos como seda, crepé, gasa, devoré , tul y cómo no el el voilè y plumeti principalmente.
Las últimas temporadas destacan, principalmente en romerías, mantoncillos mas estrechos y mas largos que cambian los flecos por volantes en torno al pico. Suelen utilizarse en los conjuntos de faldas y blusas confeccionados en el mismo tejido que la falda o bien en tejidos estampados en contraste.
Las distintas maneras de colocarse el mantoncillo
Hay tantas formas de colocarse el mantoncillo como flamencas nos vestimos de flamenca. Cada una con sus gustos y su estilo y todos válidos pues el la variedad está el gusto y para gustos los colores.
La manera clásica es usarlo con los dos extremos en la parte delantera y el centro del mantoncillo centrado en la espalda. Lo que conocemos como “ clásico de pico” .
Siguiendo esta pauta podemos recomendar tres variantes:
- De pico y al cuello: se trata del método más tradicional ya que los trajes antiguos no solían tener escotes pronunciados en la espalda. Por ello y por comodidad, el mantón se coloca centrando el pico en la espalda y pasando los extremos alrededor del cuello que hace de soporte y lo fija. Cómo fijamos estos extremos en el delantero para que el mantoncillo no se mueva demasiado dependerá del gusto de cada una, pudiendo prenderse a la altura del abdomen, de la cintura o del pecho , utilizando un alfiler o broche , un lazo , un cinturón o un nudo con el propio mantoncillo.
- De pico y cruzado en el delantero: Seguimos el mismo procedimiento que en el anterior pero los extremos los cruzamos en la línea central del delantero y los prendemos el los costados con alfileres o broches o en la espalda con un nudo , dependiendo de la longitud del mantoncillo. Esta variedad requiere de mantones de un tamaño un poco mayor al común.
- De pico en la línea del escote: Se suele usar con vestidos escotados en la espalda , dándole un toque sensual al estilismo. Se coloca de pico centrado en la espalda pero esta vez se prenden primero los extremos en el centro del escote delantero y vamos metiendo el bordos del mantoncillo de manera simétrica alrededor de la línea de escote. Una vez que llegamos a la espalda hay dos formas de rematarlo:
- Dejarlo suelto en el centro y con libertad de movimiento , de modo que si es un mantoncillo bordado no rompamos la línea del diseño del bordado.
- Recogerlo y prenderlo en la espalda del vestido , ya sea en el centro o en dos laterales.
Otras opciones más atrevidas y originales son las que siguen:
- Cruzado detrás: En esta variante centraremos el pico del mantón en el centro delantero dejándolo caer hasta el mismo escote del vestido, pasando los extremos sobre los hombros los cruzaremos en la espalda de forma simétrica , prendiendo los extremos en los costados con alfileres o broches de adorno.
- Sobre un hombro: se trata de una manera muy sofisticada de llevar el mantoncillo. Hay que colocarlo sobre el hombro, dejándole caer, como si se tratara de un capote. Puede prenderse al hombro dejándolo caer suelto o sujetarlo en la cintura en el lateral opuesto de forma asimétrica.
- Mantoncillo doble: este método es bastante novedoso y consiste en combinar dos mantoncillos. Existen diferente opciones en la combinación: La apuesta principal es concentrando ambos mantoncillos en cada uno de los hombros y cruzarlos en el delantero y la espalda, de manera que se prenden en los costados o se remeten alrededor del escote. También podemos no cruzarlos y dejar caer los extremos en el centro delantero y centro detrás. Otra alternativa del doblete sería colocar uno en forma de pico clásico y el otro alrededor de la cintura anudado en el delantero a modo de cinturón.
- Con cinturón: a la hora de colocar los mantones siempre procuramos que no se nos estropee. Al usar imperdibles y broches siempre corremos el riesgo de que el tejido se acabe deteriorando. Por mucho empeño que pongamos para que no se dañe, casi siempre acaba con algún agujero. De ahí que llevarlo sujeto con el cinturón flamenco sea una apuesta muy interesante y a tener en cuenta.
- A modo de hombreras: las puntas del mantoncillo se prenden en los hombres con broches o alamares , los flecos de los extremos caen hacia el delantero y el pico se deja caer en la espalda .
Las opciones que os hemos descrito son fruto de la creatividad de flamencas como tú y de las modas que van surgiendo en cada temporada. Si tienes alguna idea diferente o fotos de estilismos originales que te llamaron la atención puedes compartirlos con nosotros.